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viernes, 17 de septiembre de 2010

DEFENSA DE MIS RAÍCES EXTREMEÑAS

A la memoria indeleble y vitalicia
de mis queridos padres,
Isidro Mohedas y Elisa Ramos.



De un san Isidro labrador procedo
y una Elisa, de oficio, sus labores;
yo crecí entre herramientas y sudores
y el amor al trabajo fue mi credo.

Una escuela de amor, de economía,
de trabajo bien hecho fue mi casa
y, a pesar de la hacienda un poco escasa,
chorreaban la paz y la alegría.

Una infancia feliz y afortunada,
circundada de amor por todos lados;
unos padres deshechos en cuidados
por el hijo, su espiga más preciada.

El contacto punzante y prematuro
con los cardos, retamas y rastrojos
maduró la minada de mis ojos
y alumbró mi conciencia de futuro.

Por conciencia social, se me levanta
este canto preñado de mensaje
donde vierto mis penas, el bagaje,
que me envía el corazón a la garganta.

El recuerdo paterno me restalla
con redobles de yunque en la conciencia
que me ponen en ristre la existencia
convirtiéndola en campo de batalla.

No traiciono mi origen campesino
y he vivido según Naturaleza,
cultivando mi vida con nobleza
en la tierra o el libro con buen tino.

Yo defiendo con rabia mis raíces
en mi canto encendido al rojo vivo;
nunca niego mi cuna y siempre escribo
para el pueblo mis versos más felices.

A esos hombres que viven del trabajo
va mi canto más puro y más sincero;
herramienta es mi pluma; yo, un obrero
que trabaja en sus versos a destajo.

Por vosotros, los nobles, los honestos
compañeros de penas y fatigas,
el punzante picor de las ortigas
se me ensaña en el alma y en los gestos.

Por vosotros, la vida se me agrisa
y me invaden la mente unas mareas
de tristeza que inundan mis ideas
y me ahogan la paz y la sonrisa.

Con vosotros, me siento como hermano
por mi cuna, mi sangre y mi idealismo;
-¡no se cambian raíces!- soy el mismo
que trillaba las mieses en verano.

Aquel niño tan serio y tan inquieto
que jugaba a ser hombre en las faenas
de la dura cosecha y, entre penas,
aprendió vuestra vida con respeto.

Tal la paja del grano sazonado,
me apartaron los vientos del destino
y mi cuerpo siguió por un camino,
pero el alma ha seguido a vuestro lado.

No me acerca a vosotros la mentira
de la falsa belleza ni la fama
y me mueve el amor ante ese drama
que, en el mundo moderno, se respira.

Me da pena del hombre: se aburguesa,
se vacía su entraña, se agusana,
se corrompe por dentro tal manzana
donde todos los vicios hacen presa.

Y, desnudo de nobles inquietudes,
esclaviza su vida a los placeres
programados por turbios mercaderes
que nos venden los vicios por virtudes.

Se convierte en inerte marioneta
sin conciencia, sin honra, sin reflejos
y responde tan sólo a los manejos
que el payaso de turno le interpreta.

Con el sida, la droga y los neutrones,
nuestro mundo a podrido nos apesta
con nefasto progreso y nos infesta
el amor y la sangre y los pulmones…

Se me pone de punta el pensamiento
y la angustia, tal garra, me atenaza
ante el triste destino que amenaza
con hundirnos en mar de sufrimiento.

El sentirme feliz sería un delito
en un mundo que rueda a la deriva,
sin un freno, de forma progresiva
hacia el cero final más infinito.

Me da pena del hombre si no alcanza
su estatura moral y esa frontera
que separa al humano de la fiera
cuando sólo por fuera hay semejanza.

Porque el beso y el pan no son bastante
para el hombre de hoy, tan indolente,
y precisa de forma permanente
elevarse del lodo a cada instante.

Versifico a mi modo, a contra moda,
este canto sencillo que supura
mi dolor por el hombre, que es ternura,
para ver si en su mente se acomoda.

Va, por ello, mi verso a ras de suelo,
al alcance del pueblo; yo disfruto
entregando a mi gente todo el fruto
que cosecho en el alma con desvelo.

No me habléis de modelos literarios,
de la vana belleza, de disfraces,
de esos mudos poemas incapaces
de emitirnos mensajes solidarios.

No pidáis que cultive tulipanes
en mi tierra, propicia para el trigo;
si, al mirar en mi entorno, soy testigo
de que faltan más peces y más panes.

Y, por eso, yo busco una salida,
una luz de esperanza redentora
que ilumine esta noche sin aurora
y nos vista de fiesta nuestra vida…

2 comentarios:

  1. Hola, leí tu respuesta en mi blog, me gusta como enfocas el tuyo, espero tus visitas. Saludos

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  2. Hola, estimada amiga Carla; muchas gracias por tu visita a tu "casa lírica" y por tu conciso comentario. Me alegro de que te guste el enfoque de mi blog, pero podías haber comentado alguno de los poemas que más te han gustado... De cuando en cuando, en tiempos muertos , te iré haciendo algún comentario puntual cuando trates de temas que sean de mi interés e incluso te introduciré algún que otro poema acorde con el tema que trates... Tú puedes seguir haciéndome visitas y comentando un poco más prolíficamente los poemas que más te agraden...
    Saludos cordiales y amistosos de
    Wenceslao Mohedas Ramos
    Jaraicejo (Cáceres) / Barcelona

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