Cuántas horas de líricas labores
sin fijarme un horario ni una fecha
en trabajo a destajo por la brecha
de los surcos del verso, entre sudores.
Con semillas y abonos superiores,
de su siembra ya el alma satisfecha,
mas halló - en desencanto - por cosecha
amarguras, pesares, sinsabores...
Yo no sé si la culpa fue del suelo,
por carencias de sales, por dureza...
o escaseces acuáticas del cielo.
Tal vez fuera la causa mi torpeza,
pero sé que sentí gran desconsuelo
y el porqué no me cabe en la cabeza.
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