Vas quemando tu vida y tu dinero
en tu mundo de ensueños y de engaños,
abrasando tus penas y tus daños
con el vino, tu ardiente compañero.
En su líquida hoguera, prisionero,
a ceniza reduces con los años
tu cosecha de amargos desengaños
y tu pobre esperanza de hombre-cero.
En tu mundo de falsas sensaciones,
vas buscando el olvido y la alegría,
fabricando postizas ilusiones...
¡Rechaza su rojiza compañía
que te impide encontrar las soluciones
a tu humilde dolor de cada día!
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