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jueves, 19 de octubre de 2017

"PASEO DEL COLESTEROL"
A Estefanía Salor Ambrosio
y Pedro Julio Fuentes Benito,
con afecto por su amistad.

"Paseo del Colesterol"
de mi pueblo , Jaraicejo,
donde un anciano cortejo
va a la salida del sol.
Otros, a hora vespertina,
van a buscar la frescura
en su diaria andadura
cuando el astro rey declina.
Por recto, florido y llano,
va el personal lugareño
sin desmayo y con empeño
a su paseo cotidiano.
Por este ameno paseo,
van las arrugas y canas
con sus afanosas ganas
para un plácido recreo…
Entre florales olores,
su paso pausado y lento
es grato medicamento
para calmar sus dolores.
Caminar es medicina
contra tanta vil pandemia:
artrosis, cáncer, glucemia,
colesterol..., tan dañina.
Del doctor sigue el consejo
que evite el crónico daño
andar cada día del año
y dar la espalda al espejo…
Hay que mantener activas
las neuronas de la mente
y, en alerta permanente,
frente a bacterias nocivas.
Un buen libro le hará libre
ante ingratas inquietudes,
que active sus aptitudes
y su espíritu equilibre.
Al fondo, el bello horizonte
de Las Villuercas, la sierra
que quiere unir cielo y tierra
y es la cuna del Almonte.
Bajo el foco de la luna,
de luz radiante, argentina
va la juventud monjina
al botellón, su vacuna.
Allí, con un gran descaro
en las noches del estío
suele calmarse el hastío
que les ocasiona el paro.
De esta forma tan insana,
en su etílico derroche
se pasa toda la noche
de bulliciosa jarana…
¡"Paseo del Colesterol",
para salud del anciano;
mas para el mozo un insano
lugar para el descontrol!

domingo, 30 de abril de 2017

CAMPESINO EXTREMEÑO (1)


 A mi querido padre, Isidro Mohedas Márquez,
un San Isidro Labrador extremeño, en el día
de su santo y cumpleaños.


Agricultor extremeño,
tú la tierra ya no siembras
porque otros , con tus sudores,
están pagando sus fiestas;
tú ya no peinas el campo
con la punta de la reja
del rudo arado romano
que era tu humilde herramienta;
ya la dorada semilla
no arrojas sobre una tierra
que no es tuya, sino de otro
que la recibió en herencia.
¡Sembraste buena semilla,
recogiste malas hierbas!
¡Ay, labrador extremeño,
de piel enjuta, reseca,
pergamino amarillento
donde el tiempo pone fecha
el viento, el sol y la lluvia
ponen su morena huella;
tu cara es el claro espejo
donde tus penas reflejas;
cara del color del trigo
y del pan que te alimenta,
surcada por mil arrugas
reflejo de mil miserias.
Tu cuerpo, madura espiga,
se inclina amoroso a tierra,
soñando ser la semilla
de una justa sementera...
¡Ay, campesino extremeño,
tú cultivas la paciencia,
divorciándote de un campo
que ha sido sordo a tus quejas.
Tu desunión, tu apatía
y tu cultural pereza
fueron tus eternas faltas
causantes de tu pobreza.
Te robaron la sonrisa,
te robaron la inocencia
aquellos que te engañaron
con incumplidas promesas.
¡Callos tienes en tus manos,
aquellos en la conciencia!
Los ricos latifundistas
cual parásitas abejas
han tornado en alegría
el polen de tus tristezas,
tu humilde sudor humano
en su fuente de riqueza
y el malestar de los tuyos
su bienestar fundamenta.
¡Campesino, encina humana,
tu robusta resistencia
está sirviendo a los ricos
de pan, de carne, de leña...
Las cenicientas encinas
piden en vano clemencia
a un cielo latifundista
sucio de sordas cociencias.
El campo, coto privado,
de cardos y de maleza
se está vistiendo con ira
por causa de tanta afrenta
y al cacique cazador
hasta la caza le niega...
¡Ponte alerta , campesino!
¡Agricultor, no consientas
que tú siembres la semilla
y otros cojan tu cosecha
¡Labrador, labra el futuro
como si el futuro fuera
un campo de mies madura
que está esperando tu siega!
Tu destino está en la espiga,
en el tractor, en la dehesa
expopiada y en los ríos
y en los llanos y en las vegas.
El ronco ruido de cólera
del tractor sirva de alerta
a ver si , con tanto ruido,
las conciencias se despiertan .
No esperes nunca a mañana,
ponte en marcha con presteza
y, entre vahos, de licores
no quemes nunca tus fuerzas.
¡Cultívate en la cultura,
haz añicos tu pereza
y no malgastes tu tiempo
en discusión de tabernas.
Verdecerá tu esperanza
abonada por tus penas,
la espiga de una ilusión
será tu guía y tu estrella...

(1) Primer Premio en el certamen de poesía
“Fiestas Patronales de Jaraicejo”(Cáceres), 1980

miércoles, 1 de marzo de 2017

A LA SOMBRA DEL PARO



 A rumiarse su pena campesina,


como un manso rebaño de corderos,

los pacientes y pardos jornaleros

en la plaza se juntan por rutina.


Una mano mezquina los margina

en rincones sociales lastimeros,

los aparta a la izquierda como ceros

de un nefasto fichero de oficina.

   
En aceras sentados y en umbrales,

ya esperan la receta milagrera

que remedie sus males laborales.


¡La tierra sin amor, sin sementera,

de matojos se eriza y de jarales:

las verdes telarañas de la espera!